Una enfermera convertida en educadora de simulación explora el poder transformador de las tecnologías de aprendizaje inmersivo, como la realidad virtual y la filmación en 360 grados, en la educación sanitaria, impulsada por la pasión de preparar mejor a los alumnos para los retos del mundo real.
He sido enfermera de urgencias en Leeds, Manchester y Londres durante 20 años, y en 2018 asumí el cargo de jefa de habilidades clínicas y simulación en educación médica en Leeds Teaching Hospitals. Tuve la suerte de incorporarme a un puesto en el que la simulación in situ ya estaba integrada en la práctica en los dos grandes servicios de urgencias (@LeedsEDsim), y pude apoyar el programa. Ser testigo de cómo se produce un aprendizaje auténtico en la atmósfera exacerbada de los entornos de urgencias no fue sólo una experiencia profesional para mí, fue un momento profundo en el que me di cuenta de los beneficios reales del aprendizaje experiencial e inmersivo. Esta exposición de primera mano me inspiró para recrear esa autenticidad e inmersión dentro de los confines controlados de los entornos de formación simulada en el aula en todo el plan de estudios.
Trabajando a través de COVID, y en el paisaje post-COVID, las limitaciones de la simulación tradicional se estaban haciendo evidentes. Teníamos una capacidad reducida permitida en las aulas de enseñanza, y el profesorado estaba cada vez menos disponible, lo que suponía un gran reto cuando la simulación tradicional requería una elevada proporción de profesorado por participante. Recuerdo que esto despertó mi interés inicial por explorar tecnologías innovadoras para seguir haciendo posibles las ventajas del aprendizaje inmersivo y los eventos educativos basados en la simulación. Más o menos por la misma época, se dispuso de fondos para explorar la educación con visores de realidad virtual.
Una vía que he explorado más a fondo es el uso de filmaciones de 360 grados y la captura de entornos reales auténticos, con pacientes estandarizados. Descubrí que no se trataba sólo de una solución logística, sino que podía ser una forma de exponer a los alumnos a una amplia gama de escenarios, preparándoles para las complejidades de la práctica sanitaria. El reto al que me enfrenté como educador de simulación fue crear y desarrollar el contenido de un curso que atrajera a los alumnos a través de los distintos modos de realización, y luego la necesidad de adaptar las técnicas de debriefing para que encajaran en una forma distinta de aprendizaje experimental. Esto me ha dado el impulso y la ambición de seguir explorando la realidad extendida para la educación y me ha proporcionado todo un mundo nuevo sobre el que aprender.
Además, el atractivo de la realidad virtual generada por ordenador es cada vez más atractivo y accesible. Construir mundos simulados enteros, en los que los alumnos puedan interactuar activamente con la inteligencia artificial y tomar decisiones en un entorno que refleja la realidad, me llena de asombro y expectación por saber hacia dónde se dirige la educación sanitaria. Estoy deseando conocer las posibilidades que ofrecen estas tecnologías inmersivas y espero formar parte de ellas.
Como educadores en simulación, desempeñamos un papel crucial en la configuración del futuro de la educación,
y me he dado cuenta de que este viaje va más allá de la implementación estratégica de herramientas educativas: para mí, se nutre de la esencia misma de mi pasión por ofrecer un aprendizaje inmersivo que prepare mejor a los alumnos sanitarios para los retos técnicos y no técnicos que pueden experimentar en la práctica real. Estoy deseando ayudar a los profesionales sanitarios actuales y a la próxima cohorte de profesionales en sus trayectorias educativas.
LEER TAMBIÉN
