¿Qué es el «síndrome del impostor»? ¿Y cómo medir la carga cognitiva en simulaciones clínicas? Nuestro maestro cervecero nos lo cuenta.
Bienvenidos de nuevo a nuestro Pub,
hoy os traemos una IPA (Indian Pale Ale) al más puro estilo de la Costa Oeste pero elaborada en Australia. Al probarla olerás aromas de mermelada y hojas de curry y encima puede que te sientas un poco achispado, pero eso es perfectamente normal al haber sido llamada: «la cerveza del pirata».
Los cerveceros abordaron la cuestión del síndrome del impostor (un síndrome que no se asocia a ser pirata o no) en el contexto de la simulación sanitaria, analizando la prevalencia de este fenómeno entre los formadores de simulación y examinando qué características de este trabajo podrían asociarse a esta cuestión.
En total, 148 formadores en simulación de nueve países participaron en una encuesta en línea. Además de las preguntas relativas a las características demográficas, el síndrome se midió mediante dos escalas, la Clance Impostor Phenomenon Scale (CIPS) y la Leary Impostorism Scale (LIS). Las variables independientes incluían el sexo, el tiempo dedicado a actividades de simulación por semana, los años trabajando en este entorno y el tamaño del equipo.
El síndrome del impostor se identificó en el 46,6% de los educadores. Un análisis multivariante de la varianza no reveló interacciones estadísticamente significativas entre el género, el tiempo dedicado a actividades de simulación por semana, los años trabajando en simulación y el tamaño del equipo. Este fenómeno no discrimina en función del sexo, no desaparece con la experiencia y está presente independientemente del tamaño del equipo.
Los maestros cerveceros, sabedores de que las instituciones universitarias y sanitarias confían en la simulación para formar al personal sanitario actual y futuro, se dieron cuenta con esta cerveza de que es necesario mejorar la comprensión de este fenómeno en el contexto de la simulación sanitaria.
En esta segunda cata probamos una cerveza de estilo APA (American Pale Ale) elaborada en Estados Unidos que tiene la particularidad de haber sido elaborada con una nueva tecnología.
Los cerveceros experimentaron con un método para medir la carga cognitiva en simulaciones clínicas. Su objetivo era desarrollar un método para identificar actividades clínicas con una elevada carga cognitiva utilizando mediciones fisiológicas.
Para ello, reclutaron a equipos de socorristas del cuerpo de bomberos para que participaran en un escenario con un paciente pediátrico en parada cardiaca extrahospitalaria sometido a un shock. El escenario estaba estandarizado y cada equipo contaba con un líder que llevaba un dispositivo de espectroscopia de infrarrojo cercano funcional (fNIRS), una técnica de neuroimagen funcional capaz de registrar cambios en la concentración de hemoglobina oxigenada y desoxigenada en el córtex prefrontal, interpretados como actividad cognitiva. Brassicoli, utilizando este instrumento, se ha dado cuenta de su potencial para medir fisiológicamente la carga cognitiva y de la posibilidad de identificar situaciones clínicas que requieren una elevada carga cognitiva, sugiriendo intervenciones para reducir esta última previniendo errores en el tratamiento.
Espero que hayan disfrutado de estas dos cervezas, espero su próxima cata.
Hasta pronto
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