El campo de la medicina se enfrenta a importantes desigualdades raciales y de género, sobre todo en los puestos directivos, a pesar de los avances en la reducción de las disparidades. Promover la diversidad, la equidad y la inclusión (DEI) en la educación médica puede mejorar la atención al paciente al mejorar la competencia cultural y reducir las disparidades sanitarias. Explora el artículo para obtener más información.
Introducción
El campo de la medicina, a pesar de sus avances, sigue lidiando con problemas de desigualdades de género y raciales/étnicas. Aunque se ha avanzado en la reducción de las disparidades de género en las últimas décadas, persisten importantes diferencias, sobre todo en los puestos directivos. Este ensayo examina más de cerca la importancia de la diversidad, la equidad y la inclusión (DEI) en la formación médica, destacando los retos a los que se enfrentan las mujeres y las minorías y proponiendo estrategias para fomentar un entorno más integrador.
Desigualdades de género en la profesión médica
Persistencia de las disparidades de género
A pesar de los avances hacia la igualdad de género, el informe de las Naciones Unidas sobre la Mujer indica que las mujeres siguen estando restringidas a determinados sectores en casi el 50% de los países, basándose en una muestra de 93 naciones. (1) Esta estadística subraya el carácter omnipresente de los prejuicios sexistas que trascienden fronteras e industrias, incluido el campo médico. La profesión médica no está exenta de estas disparidades. Aunque en las facultades de medicina hay una representación paritaria de géneros, las mujeres siguen estando infrarrepresentadas en puestos académicos y de liderazgo significativos, y las mujeres pertenecientes a minorías se enfrentan a retos aún mayores. Esta infrarrepresentación tiene implicaciones de gran alcance, que afectan no sólo a la promoción profesional, sino también a la dinámica general y a los procesos de toma de decisiones dentro del campo médico. (2) (2)
Modelos de conducta y aspiraciones de liderazgo
Los modelos de conducta desempeñan un papel crucial en la formación de las aspiraciones de liderazgo. El adagio «no puedes ser lo que no puedes ver» subraya la importancia de los modelos visibles para las mujeres y las minorías. Por desgracia, el campo de la medicina sigue teniendo dificultades para ofrecer modelos de conducta diversos. Por ejemplo, las herramientas de IA de texto a imagen presentan sistemáticamente a los jefes de los departamentos de anestesia como exclusivamente masculinos, lo que subraya el sesgo de género generalizado. (3) Esto no es sorprendente, dado que los conjuntos de datos iniciales utilizados para entrenar grandes modelos lingüísticos a menudo incluían imágenes de mujeres de Internet, que con frecuencia proceden de contenido pornográfico.
Esta falta de representación diversa puede disuadir a las mujeres y a las minorías de buscar puestos de liderazgo, perpetuando un ciclo de infrarrepresentación y desigualdad.
La visibilidad de los modelos de conducta es especialmente crítica en los años de formación profesional. Cuando los aspirantes a profesionales de la medicina ven en puestos de poder a personas que se parecen a ellos y tienen antecedentes similares, se les infunde un sentimiento de posibilidad y ambición. Por el contrario, la ausencia de tales modelos puede provocar sentimientos de aislamiento y la creencia de que ciertos logros son inalcanzables. Esto pone de relieve la necesidad de realizar esfuerzos intencionados para mostrar líderes diversos dentro del campo médico.
Cultura médica y normas de liderazgo
Individualismo competitivo y normas masculinas
La cultura médica suele celebrar el individualismo competitivo y las normas masculinas de liderazgo. Se espera que los líderes muestren cualidades «agénticas» como la asertividad, la confianza y la independencia, que tradicionalmente se asocian con la masculinidad. El liderazgo de código ideal, por ejemplo, suele encarnarse en un comportamiento altamente agéntico, estereotípicamente masculino (alto, asertivo y seguro de sí mismo). Esta preferencia por las cualidades agénticas puede crear un entorno hostil para las mujeres y las minorías que no se ajusten a estas expectativas. Por el contrario, las cualidades «comunitarias» como la cooperación, el enfoque de equipo y la empatía, típicamente percibidas como femeninas, se valoran menos en el éxito profesional. (2) Esta dicotomía entre cualidades agénticas y comunales perpetúa una visión sesgada del liderazgo que margina a quienes no encajan en el molde tradicional. El énfasis en las cualidades agénticas también puede conducir a una definición estrecha del éxito, ignorando las valiosas contribuciones de quienes destacan en funciones comunales.
El doble obstáculo para las mujeres líderes
La investigación indica que las mujeres líderes se enfrentan a un doble dilema: o bien se considera que carecen de competencia si no muestran cualidades agénticas, o bien se las penaliza por mostrar dominio. Este dilema obliga a las mujeres a hacer malabarismos entre las cualidades comunitarias, que se prefieren en las mujeres, y las cualidades agénticas que se consideran necesarias para el éxito en el liderazgo. Este conflicto obstaculiza las aspiraciones profesionales y el reconocimiento de las mujeres.
El fenómeno del doble vínculo no se limita al ámbito médico, sino que es frecuente en diversos sectores. Las mujeres que muestran comportamientos agénticos pueden ser tachadas de agresivas, antipáticas y mandonas, mientras que las que muestran rasgos comunitarios suelen ser percibidas como carentes del impulso necesario para el liderazgo. Esta expectativa paradójica impone una carga excesiva a las mujeres, exigiéndoles que naveguen por un campo minado de expectativas contradictorias. De hecho, se espera de las mujeres líderes que sean competentes y cariñosas, mientras que de los hombres sólo se espera que sean competentes . (4) Como resultado, muchas mujeres con talento pueden renunciar por completo a desempeñar funciones directivas, lo que refuerza aún más las disparidades de género.
El fenómeno de la tubería agujereada
La metáfora de la tubería agujereada ilustra cómo las mujeres, a pesar de tener las mismas aspiraciones profesionales que los hombres, toman decisiones profesionales que dan lugar a disparidades. Las mujeres tienden a gravitar hacia campos como la educación o la mejora de la comunidad, que se alinean más con los valores comunitarios pero se perciben como menos prestigiosos y peor pagados. Esta tendencia está influida por la «Teoría de la Contaminación», que sugiere que los campos que se alinean con valores tradicionalmente femeninos pierden prestigio y salario con el tiempo. Sin concienciación y acción, las contribuciones de las mujeres seguirán estando infravaloradas.
El fenómeno de las tuberías agujereadas es un problema polifacético que requiere un enfoque global para abordarlo. Implica no sólo animar a las mujeres a seguir y persistir en campos competitivos, sino también cuestionar las percepciones sociales que devalúan los papeles comunitarios. Los esfuerzos para rectificar este problema deben comenzar en una fase temprana del itinerario educativo, fomentando una cultura que valore por igual las diversas trayectorias profesionales. Además, la creación de políticas que apoyen la conciliación de la vida laboral y familiar y una remuneración equitativa puede ayudar a retener a las mujeres con talento en la fuerza de trabajo.
Abordar los prejuicios sexistas y promover estilos de liderazgo alternativos
Sensibilización
Sensibilizar sobre las construcciones sociales y los estereotipos involuntarios es esencial para identificar y prevenir los prejuicios sexistas. Comprender que el liderazgo puede abarcar estilos alternativos, compatibles con la idea emergente del liderazgo sanitario como juego de equipo, es crucial para fomentar un entorno más integrador. Los programas y talleres educativos centrados en los prejuicios implícitos, la dinámica de género y el liderazgo integrador pueden ayudar a cambiar las percepciones y los comportamientos. Las instituciones también deben ser proactivas a la hora de aplicar políticas que promuevan la igualdad de género, como acuerdos laborales flexibles, permisos parentales y criterios de promoción transparentes. Al crear un entorno de apoyo que valore los diversos estilos de liderazgo, el campo de la medicina puede beneficiarse de toda la gama de talentos y perspectivas.
El impacto del síndrome del impostor
El síndrome del impostor en medicina
El síndrome del impostor, definido como la incapacidad para interiorizar el éxito y la tendencia a atribuirlo a causas externas, afecta a muchos profesionales de la medicina, sobre todo a las mujeres y a los médicos en formación.
Este síndrome está relacionado con la baja autoestima, el miedo a hablar claro e incluso el agotamiento, lo que repercute en la autoevaluación, las sesiones de feedback y la (falta de) desarrollo del propio estilo de liderazgo.
El entorno de alto riesgo del campo médico puede exacerbar los sentimientos de inadecuación y duda. A menudo se exige a los médicos un nivel de exigencia excepcionalmente alto, y la presión por un rendimiento impecable puede ser abrumadora. Para las mujeres y las minorías, estas presiones se ven agravadas por el reto adicional de navegar por un sistema sesgado. Abordar el síndrome del impostor requiere un enfoque polifacético, que incluya el fomento de un entorno laboral de apoyo, el acceso a recursos de salud mental y el fomento de debates abiertos sobre el fracaso y la resiliencia.
Combatir el síndrome del impostor mediante la tutoría
La tutoría es una estrategia clave para combatir el síndrome del impostor. Por desgracia, las disparidades étnicas pueden afectar a la capacidad de encontrar mentores, ya que las personas de grupos étnicos infrarrepresentados pueden enfrentarse a estereotipos o prejuicios que dificultan su acceso a redes de mentores cruciales para el avance profesional. La tutoría es un sistema de apoyo vital que ofrece orientación, ánimo y oportunidades de crecimiento profesional. Unas relaciones de tutoría eficaces pueden ayudar a las personas a ganar confianza, superar los retos y desarrollar su estilo de liderazgo único. Las instituciones deben dar prioridad a la creación de programas de tutoría que sean inclusivos y accesibles para todos, reconociendo las necesidades específicas de las mujeres y los médicos de minorías. Al emparejar a los alumnos con mentores que comprendan sus experiencias y puedan identificarse con ellas, estos programas pueden ayudar a mitigar los efectos del síndrome del impostor y fomentar un sentimiento de pertenencia y capacitación.
Disparidades étnicas en la formación médica
Desafíos para acceder a la tutoría
La investigación pone de relieve los retos a los que se enfrentan los médicos de minorías a la hora de acceder a las redes de tutoría. Estos prejuicios dan lugar a un acceso desigual a la tutoría y a las oportunidades de desarrollo profesional. Además, los diferentes estilos de comunicación, expectativas y enfoques de la creación de redes entre grupos étnicos pueden crear barreras a las relaciones eficaces entre mentores y alumnos. Abordar estos retos requiere esfuerzos intencionados para crear oportunidades de tutoría inclusivas. Las instituciones deben contratar y retener activamente a un profesorado diverso para que actúe como mentor, garantizando que todos los alumnos tengan acceso a modelos de conducta que puedan proporcionar una orientación relevante y comprensible. Además, impartir formación sobre competencia cultural tanto a los mentores como a los alumnos puede ayudar a colmar las lagunas de comunicación y fomentar la comprensión y el respeto mutuos.
Esfuerzos proactivos para salvar las diferencias culturales
Abordar las disparidades étnicas requiere esfuerzos proactivos tanto por parte de los individuos como de las instituciones. Mentores y alumnos deben esforzarse por salvar las diferencias culturales, fomentar la comprensión y establecer relaciones de apoyo basadas en el respeto y la confianza mutuos. Iniciativas como los programas de tutoría adaptados a las necesidades de los alumnos pertenecientes a minorías, la formación en diversidad para los tutores y la contratación proactiva de profesores infrarrepresentados pueden ayudar a salvar la brecha en el acceso a la tutoría.
Crear un entorno de tutoría más inclusivo implica no sólo abordar los prejuicios existentes, sino también apoyar proactivamente el desarrollo profesional de los médicos pertenecientes a minorías. Esto puede incluir proporcionar acceso a oportunidades de establecer contactos, formación en liderazgo y recursos que aborden específicamente los retos únicos a los que se enfrentan los grupos infrarrepresentados. Al invertir en el crecimiento y el éxito de los médicos de minorías, el campo de la medicina puede beneficiarse de un liderazgo más diverso y dinámico.
Mejorar la atención al paciente mediante la diversidad
Representación y confianza del paciente
Los pacientes de diversos orígenes étnicos a menudo se sienten más vistos y comprendidos por médicos que comparten experiencias culturales o étnicas similares. Esta comprensión compartida puede generar confianza y mejorar la comunicación médico-paciente, lo que conduce a mejores resultados sanitarios. Cuando los pacientes se ven reflejados en sus profesionales sanitarios, pueden aliviar sus sentimientos de marginación y mejorar su experiencia sanitaria en general. La representación en el personal sanitario puede desempeñar un papel crucial en el compromiso de los pacientes y en el cumplimiento de los planes de tratamiento.
Competencia cultural y equidad sanitaria
La competencia cultural en la asistencia sanitaria se refiere a la capacidad de los proveedores de prestar eficazmente servicios sanitarios que satisfagan las necesidades sociales, culturales y lingüísticas de los pacientes. Una plantilla de médicos diversa está mejor preparada para abordar los problemas sanitarios específicos de diversas poblaciones, incluida la comprensión de los matices culturales que pueden afectar a los comportamientos sanitarios y las preferencias de tratamiento. Investigaciones recientes han suscitado preocupación por las discrepancias entre las lecturas de la oximetría de pulso (SpO2) y la saturación real de oxígeno arterial (SaO2) en individuos con tonos de piel más oscuros, lo que puede dar lugar a una hipoxemia no diagnosticada en estos pacientes. (6)
Un médico culturalmente competente y que posiblemente comparta un origen similar puede proporcionar consejos e intervenciones más adaptados, reconociendo los determinantes sociales de la salud que influyen en estas afecciones.
Reducir las disparidades sanitarias
Las disparidades sanitarias son diferencias en los resultados de salud y en el acceso a los servicios sanitarios entre distintos grupos de población. Estas disparidades suelen estar influidas por factores sociales, económicos y medioambientales. Un personal sanitario diverso puede ayudar a reducir estas disparidades proporcionando una asistencia más equitativa. Los médicos procedentes de minorías tienen más probabilidades de trabajar en zonas desatendidas y atender a poblaciones desfavorecidas. Esto puede ayudar a salvar la brecha en el acceso y la calidad de la asistencia sanitaria para las comunidades marginadas. Al atender las necesidades específicas de estas poblaciones, los médicos de diversas procedencias pueden contribuir a reducir las disparidades sanitarias y fomentar la equidad sanitaria.
Conclusión
En conclusión, nunca se insistirá lo suficiente en la importancia de la diversidad, la equidad y la inclusión (DEI) en la formación médica. Los retos a los que se enfrentan las mujeres y las minorías en el campo de la medicina son complejos y polifacéticos, y requieren un enfoque integral para abordarlos. Fomentando un entorno inclusivo que valore los diversos estilos de liderazgo, ofreciendo sólidas oportunidades de tutoría y abordando activamente los prejuicios implícitos, la profesión médica puede crear un campo más equitativo y dinámico. Esto no sólo beneficiará a los médicos individualmente, sino que también mejorará la calidad general de la atención prestada a los pacientes, reflejando las diversas necesidades y perspectivas de las comunidades a las que sirven.
Referencias
1- https://www.unwomen.org/sites/default/files/2024-01/e.cn_.6.2024.3_-_advance_unedited_version.pdf
2. Gender equity in anesthesia: is it time to rock the boat? Gisselbaek M, Barreto Chang OL, Saxena S. BMC Anesthesiology 2023 (PMID: 36882715)
3. Gisselbaek M, Koselerli E, Suppan M, Minsart L, Meco BC, Albert A et al. Gender Bias in Artificial Intelligence (AI)-Generated Anaesthesiologist Images. Br J Anaesth 2024 (PMID: 38942642)
4. Johnson WB, Smith DG, Christensen H. Where Women’s Leadership Development Programs Fall Short. HBR 2023 https://hbr.org/2023/03/where-womens-leadership-development-programs-fall-short
5. Impostor syndrome in anaesthesiology primarily affects female and junior physicians. Gisselbaek M, Hontoir S, Pesonen AE, Seidel L, Geniets B, Steen E, Barreto Chang OL, Saxena S. Br J Anaesth 2023 (PMID: 37884406)
6. Martin D, Johns C, Sorrell L, Healy E, Phull M, Olusanya S et al. Effect of skin tone on the accuracy of the estimation of arterial oxygen saturation by pulse oximetry: a systematic review. Br J Anaesth 2024; 132: 945-956. (PMID: 38368234)
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