La Universidad Santo Tomás de Chile implementó con éxito Centros de Simulación en sus 13 campus para mejorar la educación sanitaria de casi 13.000 estudiantes. Esta iniciativa, iniciada en 2014, tenía como objetivo integrar la simulación clínica en el plan de estudios para desarrollar competencias utilizando tecnología avanzada. Sigue leyendo para saber cómo el equipo que trabajó en el proyecto logró alcanzar este increíble hito.
En esta ocasión, queremos contar cómo logramos implementar Centros de Simulación para estudiantes universitarios de pregrado en una institución privada y que está presente en 13 ciudades en Chile.
Los desafíos y aristas de esta implementación fueron varios, pero acá te contamos cuáles fueron los principales ítems que se deben considerar para llevar a cabo esta tarea.
¿Por qué eran necesarios los Centros de Simulación? Porque básicamente, es el método de aprendizaje ideal para que estudiantes del área de la salud, que están en su primera formación, puedan aprender cómo atender a sus pacientes respetando la seguridad clínica de la persona.
En nuestra institución, Universidad Santo Tomás, se inicia en el año 2014 el Proyecto de implementación de Simulación Clínica (SC), que tiene coherencia con la formación basada en el desarrollo de competencias, con uso de tecnologías que fomenten el aprendizaje y el logro del perfil de egreso para las carreras del área de Salud. Como mencionamos antes; contamos con trece sedes o campus desde el norte al sur del país, y debíamos garantizar el acceso al aprendizaje basado en simulación, para cerca de 13.000 estudiantes del área.
Luego de dos años de planificación y diseño de un centro de simulación clínica en cuanto a infraestructura, equipamiento y recurso humano, se implementa uno, en calidad de centro piloto, en la ciudad de La Serena. En base a la ejecución de simulación con estudiantes en este centro, se realizan los ajustes posteriores en cuanto a infraestructura y equipamiento, y se implementan luego al resto de los centros con las mejoras incorporadas.
De esta primera experiencia, no solo obtuvimos aprendizajes respecto a la infraestructura, sino también conocimos la opinión de los primeros docentes y estudiantes respecto a la metodología por medio de un focus group con docentes que participaron en la capacitación, diseño y ejecución de los talleres, y también, con los estudiantes, quienes realizaron una encuesta de satisfacción y un Examen Clínico Objetivo Estructurado (ECOE) para medición de adquisición de habilidades. Podemos destacar que, para todos los participantes, la SC tiene utilidad en el desarrollo de competencias y habilidades clínicas, y valoraron el aprendizaje mediante el error para mejorar la seguridad en la práctica clínica. Estos estudiantes mostraron un 97% de satisfacción con la metodología y un rendimiento académico satisfactorio en el ECOE.
En el comienzo, la tarea más desafiante fue contar con los recursos materiales y de personas para implementar la metodología de forma uniforme en las 13 sedes, para lograr esto, se programaron etapas de implementación progresiva tanto de los centros como de docencia.
La institución definió cinco áreas centrales para la unidad de simulación clínica y su implementación: la inserción curricular en los planes de estudio, el diseño de la infraestructura, compra de equipamiento, la incorporación y desarrollo de recurso humano y la capacitación docente. Todo esto en 2 etapas entre los años 2018 y 2019.
Respecto a la inserción curricular, las asignaturas que incorporan simulación son aquellas que trabajan competencias disciplinares en una de las líneas de formación de cada carrera, incorporando como criterio aquellas que para la práctica clínica tiene tiempos acotados y tienen aprendizajes claves para el desarrollo de las competencias profesionales.
Si hablamos de la infraestructura, los trece centros de simulación tienen como base: salas para talleres y escenarios, debriefing, oficinas, control audiovisual y bodega, que con el tiempo se han hecho mejoras en el número de salas, dependiendo de la cantidad de estudiantes en sede. Por tanto, algunos centros tienen más salas en comparación con otros, logrando así, tener construidos 1767 m2 para los 13 centros del país en la actualidad.
Otra área que se debe considerar es el equipamiento básico presente en todas las salas para lograr los objetivos de aprendizaje de cada carrera. Esta gran cantidad de equipos requirió ir diseñando y elaborando manuales, procedimientos, y formularios para control de inventario, junto con la mantención de equipos, solicitud de compras, renovación y préstamos para actividades académicas, entre otros.
Sin embargo, los centros de simulación no funcionarían si no tuvieran el recurso humano que los administra y permanece entregando apoyo metodológico y capacitación de los docentes, por lo que en cada uno de los Centro existe un coordinador/a, que es un profesional de salud licenciado(a) con formación certificada en simulación clínica. Además, contamos con personal técnico, encargado y responsable del manejo y cuidado de equipos, montaje de escenarios, entre otras funciones. Para lograr uniformidad en la gestión y metodología en las 13 sedes, existe un Coordinador Nacional de Simulación, quien articula el trabajo académico con las carreras para la implementación de la metodología.
Desde que la institución decidió esto, la formación continua de docentes ha sido relevante para la docencia basada en simulación y, es por ello que hemos desarrollado un proceso que inicia con una inducción, para luego realizar cursos en modalidad presencial y también online, en los temas relevantes para la facilitación, elaboración de talleres de simulación, elaboración de pautas de evaluación, debriefing, aplicación de instrumentos de evaluación de la docencia, y finalmente un diplomado en el área. Se ha constatado que el convertirse en facilitador implica un cambio profundo en el cómo se vive la experiencia de la docencia. Esto involucra entre otras cosas, un desafío permanente en mejorar la oferta y cobertura de capacitación en simulación.
Todo este trabajo ha tenido un impacto positivo en el aprendizaje de los estudiantes. Esto se demuestra en los resultados obtenidos en una investigación que desarrollamos, donde se evidencia una progresión en la adquisición de habilidades comunicativas: traspaso de información clínica, desde los cursos inferiores a superiores, relacionada al incremento en el número de sesiones de entrenamiento con simulación que tienen los estudiantes.
Por tanto, es posible lograr altos niveles de desempeño en los estudiantes, demostrado por la capacidad de transferir este aprendizaje a sus experiencias clínicas, donde finalmente se ve impactada la seguridad de los pacientes.
Dentro de las proyecciones de esta unidad, se encuentra instalar un sistema de acreditación de la calidad del programa de educación basada en simulación, que obtenga certificación internacional, y para ello, este equipo ya está trabajando para lograrlo.
En resumen, este proyecto ha sido una tarea desafiante desde su inicio, pero que ha sido posible gracias a el equipo humano que lo conforma, la confianza de las autoridades y el respeto por la simulación que han demostrado estudiantes y docentes que participan en ella.
Sin duda, estamos entregando herramientas para la seguridad del paciente a los futuros profesionales y eso nos llena de satisfacciones como equipo.
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