En simulación clínica, un debriefing no siempre es un espacio tranquilo para el aprendizaje. Cuando surgen emociones intensas, desacuerdos o tensiones, el facilitador se enfrenta a un ‘debriefing difícil’. Convertir estos desafíos en oportunidades de aprendizaje es clave para fortalecer la seguridad del paciente y el compromiso profesional.
La simulación ha terminado. Todos en la sala están en silencio, los ojos fijos en el facilitador, esperando que inicie el debriefing. Pero el ambiente está cargado: uno de los participantes se siente frustrado por un error cometido, otro parece molesto, y hay una tensión palpable entre dos miembros del equipo por desacuerdos durante la simulación. El facilitador toma aire y se prepara. Sabe que será un debriefing difícil. Pero también sabe que, si logra manejarlo bien, este momento de tensión puede transformarse en una poderosa oportunidad de aprendizaje.
Si eres instructor o facilitador de simulaciones clínicas, probablemente también hayas experimentado una situación similar y hayas etiquetado este debriefing de «difícil». La literatura coincide en definir el término “debriefing difícil” como aquella reflexión post-simulación en la que aparecen obstáculos de distinta índole que dificultan la consecución del aprendizaje (der Sahakian et al., 2015).
Como sabemos, estos obstáculos pueden tener orígenes múltiples: el diseño del caso, la tecnología y su interacción con el participante, el nivel de fidelidad del escenario y del caso, cuestiones vinculadas al facilitador o al propio participante, etc. (Díaz-Guío y Cimadevilla-Calvo, 2019). Esta amalgama de causas confiere al debriefing difícil unas particularidades para las que todo debriefer desea estar preparado.
De forma más específica se mencionan factores como la presencia de emociones intensas por parte de los participantes (por la naturaleza del escenario simulado, por la sensación de fracaso o por la exposición a los errores cometidos) (Rudolph et al., 2006; Eppich & Cheng, 2015). No cabe duda de que la existencia de desacuerdos o conflictos entre los participantes sobre la resolución o toma de decisiones efectuada durante la simulación clínica también dificulta el debriefing (Roze des Ordons, Cheng, Lockyer et al., 2021). En equipos naturales, ello se complementa a menudo con la presencia de jerarquías o diferencias de poder entre los participantes, hecho que puede inhibir la participación abierta y honesta.
Para abordar estas situaciones, los expertos recomiendan que el facilitador desarrolle habilidades específicas de comunicación y manejo de conversaciones complejas. Varias de estas estrategias proceden de ámbitos en los que las conversaciones difíciles son frecuentes (Stone et al, 1999; Edmonson et al., 2006; Gallagher, 2009).
En este sentido, ante debriefings que pueden ser percibidos como difíciles es imprescindible se recomienda:
- establecer, desde el inicio, un entorno psicológicamente seguro, donde se fomente el respeto, la confianza y la apertura al diálogo (Rudolph et al., 2014);
- utilizar técnicas vinculadas a conversaciones difíciles como la normalización, la validación, la generalización, el parafraseo o poner nombre a lo que está sucediendo (Grant et al., 2018), sin olvidar la potencia de las preguntas de curiosidad genuina;
- estar preparado para manejar situaciones de tensión, equilibrando entre la identificación y gestión de las emociones con la redirección mediante preguntas hacia los objetivos de aprendizaje;
- Tener una formación sólida en la metodología de la simulación clínica y transparentar sus pilares durante el pre-briefing y durante la sesión;
- Como debriefer, comprender y aceptar la compleja idiosincrasia del debriefing, por lo que significa tanto para participantes como para el debriefer, y por lo que sucede en él.
No cabe duda de que guiar un debriefing difícil no solo representa un desafío, sino también una oportunidad muy importante para el crecimiento y el aprendizaje tanto de los participantes como del facilitador.
Al desarrollar y mejorar habilidades específicas de comunicación y manejo de situaciones complejas, los facilitadores pueden transformar momentos identificados como de tensión en experiencias enriquecedoras para reforzar el compromiso con la excelencia y la mejora continua de la seguridad del paciente.
Bibliografía
Der Sahakian, G., Alinier, G., Savoldelli, G., Oriot, D., Jaffrelot, M., & Lecomte, F. (2015). Setting Conditions for Productive Debriefing. Simulation & Gaming, 46(2), 197-208.
Des Ordons, R.; Cheng, A.; Lockyer, J.; Wilkie, R.; Grant, V.; Eppich, W. (2021). Approaches to interpersonal conflict in simulation debriefings: A qualitative study. Medical Education, 55(11): 1284-1296.
Díaz-Guío, D.A.; Cimadevilla-Calvo, B. (2019). Educación basada en simulación: debriefing, sus fundamentos, bondades y dificultades. Simulación Clínica, 1(2): 95-103.
Edmonson, A.; Smith, D. (2006). Too hot to handle? How to manage relationship conflict. California Management Review, 45: 34-54.
Eppich, W.; Cheng, A. (2015). Promoting excellence and reflective learning in simulation (PEARLS). Development and rationale for a blended approach to health care simulation debriefing. Simulation healthcare, 10: 106-115.
Gallagher, R. (2009). How to Tell Anyone Anything: Breakthrough Techniques for Handling Difficult Conversations at Work. Amacom.
Reynolds, M. (2014). The discomfort zone: how leaders turn difficult conversations into breakthroughs. Berrett-Koehler Publishers.
Rudolph, J.; Simon, R.; Dufresne, R.; Raemer, D. (2006). There’s no such thing as a‘‘non-judgmental’’debriefing: a theory and method for debriefing with good judgment. Simulation Healthcare, 1: 49–55.
Stone, D.; Patton, B.; Heen, S. (1999). Difficult conversations. How to discuss what matters most. Penguin Books. aún hoy, generar un acercamiento a los cuidados humanizados o, más bien, a la humanización sanitaria.
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