Cómo pueden declinarse la simulación, la práctica reflexiva y el buen juicio en las distintas SimZones.
En 2017, Roussin y Weinstock, del Hospital Infantil de Boston, introdujeron el concepto de SimZones para racionalizar la simulación en la atención sanitaria (Roussin y Weinstock, 2017). Las zonas de simulación son cinco.
La Zona 0 consiste en que cada alumno evalúe sus conocimientos sobre un tema a través de un recurso digital. En la zona 1, un grupo de operarios o aprendices profundiza en un procedimiento técnico con la guía de un instructor. La zona 2 se refiere a la gestión multidisciplinar de situaciones clínicas: los alumnos se enfrentan a un escenario clínico simulado con la orientación de un instructor. El juego de rol es posible en este ámbito. La Zona 3 se centra en el trabajo en equipo a través de la simulación medioambiental de alta fidelidad. La opción más elegible es implicar a un grupo multidisciplinar de la misma realidad. Un facilitador gestiona el debriefing, preferiblemente estratégico. El objetivo es estimular el cambio. La zona 4 utiliza el método de la zona 3 en el entorno sanitario. El debriefing guiado de acontecimientos clínicos significativos en cada grupo conduce al cambio.
La tabla muestra la clasificación detallada de las zonas de simulación.
Quién | Estudiante individual | Equipo parcial Becarios | Equipo parcial o completo | Equipo completo, de una realidad | Equipo completo, de una realidad |
Qué | Autoevaluación autoevaluación Realidad virtual e-learning | Sesión sobre una técnica dirigida por un instructor. Pausa de instrucción | Situación clínica simulada con un paciente estándar, formación de emergencia, con un instructor, sin interrupciones, escenario único, juego de rol | Trabajar en equipo con un facilitador y estimular el cambio. | Reflexión sobre el trabajo en equipo con un facilitador y estimulación del cambio. |
Dónde | sin lugar | In situ, Sala de simulación, Centro de simulación | In situ, Sala de simulación, Centro de simulación | Sala de simulación, Centro de simulación, Escenarios únicos o múltiples | In situ tras un evento clínico relevante |
En | sin tiempo | Sesión práctica única o rotatoria en un curso de simulación | Sesión práctica individual | Curso de simulación | Lo antes posible |
La práctica reflexiva para la simulación se originó en la Universidad de Harvard y en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (Rudolph et al., 2006). A través de un método cognitivo, psicológico y antropológico, la práctica reflexiva ayuda a aprender de las experiencias vividas. Cada uno de nosotros produce en la mente un «fragmento » de la realidad, invisible para el mundo exterior. a mente interpreta la experiencia sensorial para dar sentido a la realidad. Un diagnóstico es un fragmento de la realidad. A menudo, en un grupo de trabajo, los fragmentos de realidad no coinciden entre los operadores.
La consecuencia del fragmento de realidad es la «acción». La acción es visible para el mundo exterior. El error, para bien o para mal, es la consecuencia lógica de una acción que parte de un fragmento subjetivo de la realidad, que luego resulta inadecuado.
El «resultado» es la síntesis de acciones y fragmentos. El efecto final es visible para el ojo externo. En medicina, podría ser la supervivencia de un paciente.
En un equipo, la conexión entre las acciones del grupo y los fragmentos de los trabajadores individuales explica la complejidad de los resultados.
La reflexión tras la simulación ayuda a sacar a la luz los fragmentos de realidad de cada operador que condujeron a las acciones y al resultado. El camino es al revés. Los resultados son conocidos por todos, mientras que los fragmentos no. De la reflexión surgen nuevos fragmentos y, potencialmente, nuevas acciones con mejores resultados que las anteriores. En esencia, se propone un cambio del individuo y del grupo.
Otro elemento fundamental de la práctica reflexiva es el «buen juicio» (Rudolph et al., 2006)
Los facilitadores que experimentan una simulación con los alumnos también producen sus propios fragmentos de realidad que condicionan el enfoque de la reflexión.
El enfoque «sentencioso» del facilitador es un intento de hacer aflorar en el grupo el error de su propia creencia en la realidad. El efecto en los alumnos es impredecible: vergüenza, inadecuación, huida de la experiencia de simulación, etc.
El enfoque «sin prejuicios» se inspira en el método de Sócrates. El facilitador intenta sacar a la luz el error con preguntas abiertas, sin tomar partido. El resultado suele ser la confusión de los alumnos, que no entienden lo que piensa el facilitador ni el objetivo último de la reflexión.
El «buen juicio» se centra en el aprendizaje de adultos. Los participantes en la sesión de reflexión posterior a la simulación comparten sus propios fragmentos, ya sean alumnos o facilitadores, para lograr un resultado positivo. La simulación analiza los errores sin consecuencias negativas para los operarios, en un ambiente de seguridad. El buen juicio comprende tres elementos: atención y respeto por los alumnos, comunicación transparente sobre los objetivos y reflexiones claras sobre los alumnos. En la práctica, se trata de una alternancia entre la «Afirmación» de los animadores y la «Investigación» de los alumnos: los primeros presentan su visión del problema y luego piden su opinión a los segundos. No hay duda sobre el punto de partida: el objetivo es un resultado compartido por el grupo.
El Buen Juicio se adapta a la práctica reflexiva en zonas de simulación.
En la zona 1, el objetivo es «Enseñar con buen criterio» (Fey et al, 2022). Los formadores son expertos en un procedimiento y sus alumnos pretenden mejorar sus conocimientos y su práctica. El formador introduce la teoría y los objetivos del ejercicio; crea un clima de seguridad, ya que se trata de un entorno de simulación; interviene con pausas para corregir los errores inevitables; mide la mejora de la práctica en los alumnos.
En la zona 2, el objetivo es «Formar con buen criterio» (Fey et al, 2022). El formador es un colega experto en el tema de la simulación. En la zona 2, los conocimientos técnicos se ponen a prueba mediante el trabajo en equipo, eventualmente mediante un juego de rol. El formador prepara la experiencia de simulación; reparte los papeles entre los alumnos; asiste a la simulación sin pausas; analiza claramente los errores durante la simulación con el método del Buen Juicio; y propone una reflexión sobre el comportamiento del grupo.
En la zona 3, el objetivo es «Informar con buen criterio» (Fey et al, 2022). La simulación alcanza su máxima expresión. Los formadores son facilitadores expertos en la técnica del debriefing: partiendo del resultado de la simulación, buscan con el diálogo los fragmentos subjetivos de cada participante que determinaron las acciones y resultados objetivos del grupo. En caso de resultado negativo, el debriefer busca el cambio sin humillar a los participantes. El formador debe expresar claramente sus dudas y luego ceder la palabra a los alumnos. El «debriefer» evita un clima de hostilidad entre los participantes.
En la zona 4, el objetivo es similar al de la zona 3, es decir, «Informar con buen criterio». En este caso, la dificultad estriba en la referencia a un acontecimiento con colegas personalmente implicados. La calidad humana del «debriefer» es el punto crítico para evitar un desastre de comunicación. Los responsables deben expresar claramente sus dudas y dejar que todo el mundo opine sobre el cambio. Nadie debe salir de la reunión con un sentimiento de culpabilidad o incapacidad.
en síntesis
– Existen cinco zonas de simulación. En un curso de simulación se mezclan zonas de simulación en función de los participantes, los objetivos de la formación, los formadores, el tiempo, el presupuesto y los dispositivos. La tecnología de alta fidelidad no siempre es indispensable. .
— La práctica reflexiva ayuda a atesorar las experiencias vividas a través de un método cognitivo, psicológico y antropológico, sacando a la luz los fragmentos de realidad de cada practicante que condujeron a las acciones y al resultado.
– El Buen Juicio se centra en el aprendizaje de adultos. Los participantes en la reflexión posterior a la simulación comparten sus fragmentos, ya sean alumnos o facilitadores, para lograr un resultado positivo.
BIBLIOGRAFÍA
Capogna G, Ingrassia PL, et al. El debriefing tras el escenario de simulación. Base e avanzato strategico Pearson 2021
Capogna G, Ingrassia PL, et al. Debriefing estratégico para simulación avanzada Springer 2022
Fey MK, Roussin CJ, et al. Enseñanza, coaching o debriefing Con buen criterio: una hoja de ruta para implantar «Con buen criterio» en todas las SimZones. Adv Simul (Lond). 2022 Nov 26;7(1):39.
Roussin CJ, Weinstock P. SimZones: Una innovación organizativa para los programas y centros de simulación. Acad Med. 2017 Aug;92(8):1114-1120
Roussin C, Sawyer T, Weinstock P. Assessing competency using simulation: the SimZones approach. BMJ Simul Technol Enhanc Learn. 2020 Sep 3;6(5):262-267.
Rudolph JW, Simon R, et al. No existe el debriefing «sin prejuicios»: una teoría y un método para hacer debriefing con buen criterio. Simul Healthc. Primavera de 2006;1(1):49-55.
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