No basta con creer en la simulación

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Dejemos de fingir. La simulación ya no es un juego.

Lo que empezó como un experimento educativo, con maniquíes mejorados por ordenador y pioneros entusiastas, fue tratado durante mucho tiempo como un «nice-to-have». Ahora es imprescindible. La simulación entrena el pensamiento crítico, desarrolla las habilidades psicomotoras, revela los fallos del sistema y, sí, ¡salva vidas! Tenemos pruebas de ello. La bibliografía está repleta de ejemplos.  

La simulación ya no es sólo una herramienta didáctica. Se está convirtiendo en un componente vital de los sistemas sanitarios. Pero aunque su impacto ha crecido, el propio sector no ha seguido el ritmo en términos de estructura, reconocimiento y regulación. Disponemos de investigación, tecnología e innovación, pero no de un marco profesional o institucional coherente que respalde la simulación en todos los contextos.

Es hora de cambiar eso. Es hora de profesionalizar todo el sector de la simulación sanitaria: sus prácticas, programas, tecnologías, gobernanza y su gente.

La simulación afecta a los resultados del mundo real. Las simulaciones mal diseñadas o mal integradas pueden reforzar malos hábitos, hacer perder el tiempo o incluso crear suposiciones peligrosas. En cambio, una simulación de alta calidad transforma la práctica clínica, desafía el pensamiento y refuerza los sistemas. Pero la diferencia no sólo está en las personas, sino también en los sistemas que las respaldan.

¿Aceptaríamos una medicina no regulada? ¿La ingeniería sin licencia? Entonces, ¿por qué seguimos aceptando una práctica de la simulación no sistemática, incoherente y poco reconocida? ¿Y por qué nuestros responsables deberían confiar e invertir en un sector tan poco estructurado?

Es hora de profesionalizar este sector de la sanidad.

Me explico. La profesionalización no es una palabra de moda. Es un paso necesario para garantizar la calidad, la seguridad y la confianza. Significa establecer y mantener un marco compartido de competencias profesionales, definir normas, crear estructuras fiables, garantizar la rendición de cuentas e integrar la simulación como un ámbito reconocido y respetado en la asistencia sanitaria. Seamos claros: profesionalización no significa sobrerregulación. El objetivo no es imponer una burocracia rígida ni crear mecanismos de control que repriman la innovación. Por el contrario, una buena regulación protege la integridad de la profesión al tiempo que permite flexibilidad y adaptación. Y asegura a los alumnos, a los colegas, a las instituciones y a toda la comunidad que la simulación es una actividad creíble, basada en pruebas y éticamente sólida.

En todo el mundo, el movimiento de la simulación está creciendo, pero a menudo sin cohesión. En este número de SIMZINE, vemos ejemplos que ilustran tanto las promesas como las lagunas.

En Jordania, como describe la Dra. Jomana Alsulaiman, se está llevando a cabo un debate nacional sobre la simulación. Decanos, médicos y responsables políticos trabajan para alinear objetivos, recursos e infraestructuras. Pero los retos son conocidos: planes de estudios fragmentados, centros con escasez de fondos y formación incoherente del profesorado. Sin una base normativa y profesional común, el impulso corre el riesgo de estancarse.

Algo similar ocurre en España, donde la SESSEP pone de manifiesto el desigual desarrollo de la simulación hospitalaria. A pesar de las sólidas evidencias y del apoyo político, la simulación clínica en los hospitales sigue implementándose de forma inconsistente. La llamada a la acción: marcos institucionales claros, financiación sostenible e integración formal en los sistemas sanitarios.

Mientras tanto, un pequeño hospital de Suiza ofrece un modelo de cómo la simulación puede ir más allá de la educación. El proyecto SIMPASS, relatado por Giovanni Rabito, ha convertido la simulación en una palanca para la gestión de riesgos y la mejora de procesos. Es un ejemplo de funcionamiento de la simulación como herramienta madura y sistémica, no sólo pedagógica.

Profesionalizar no significa sólo alta tecnología o alta teoría. Las herramientas de simulación, de hecho, están evolucionando rápidamente. Laura González y Desiree Díaz exploran cómo la inteligencia artificial está acelerando el diseño de escenarios, haciendo realidad el aprendizaje adaptativo. Pero su mensaje también da que pensar: la innovación sin supervisión puede conducir al caos. Si no establecemos las reglas de nuestro propio juego, otro [o algún algoritmo] lo hará.

Incluso el núcleo emocional de nuestro trabajo necesita una mejor estructura. Vincent Grant y Adam Cheng profundizan en el desordenado pero esencial papel de las emociones en el debriefing. ¿Nos implicamos o las evitamos? Su respuesta: debemos ser lo bastante hábiles para saber cuándo y cómo movernos por el terreno emocional. Eso también es profesionalización.

A veces, la profesionalización implica escalar una montaña, ¡literalmente! En Tolmezzo (Italia), un equipo de médicos realiza mensualmente simulaciones in situ en una pequeña unidad de maternidad. Su proyecto, que aparece en este número, demuestra que, incluso con recursos limitados, la simulación puede transformar la cultura de equipo, generar confianza y mejorar la respuesta en situaciones críticas. Pero nada de esto ocurre por casualidad. Requiere estructura, repetición y liderazgo.

Ya se trate de la innovación en moulage de Indiana, o de la vida cotidiana de un líder del sector de la simulación como Sil Fon Tang, lo que une a todas estas historias es la urgente necesidad de reconocer la simulación como un sector estructurado, y no ya como una artesanía informal.

Profesionalizar la simulación sanitaria significa crear una cultura de calidad, no sólo entre los simulacionistas, sino en todas las instituciones, sistemas y sectores. Significa integrar la simulación en las políticas, certificar competencias, invertir en infraestructuras y crear marcos estratégicos que respalden tanto la educación como la seguridad clínica.

No basta con creer en la simulación. Ahora debemos construir una disciplina.

PLI

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Pier Luigi Ingrassia
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Pier Luigi Ingrassia

Centro di Simulazione (CeSi), Centro Professionale Sociosanitario Lugano View all Posts

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