Desde el teatro hasta el laboratorio de simulación, Quentin comparte cómo su trayectoria como actor ha moldeado su papel como paciente estandarizado, aportando empatía, precisión y profesionalidad al corazón de la educación médica. A través de 1800 simulaciones, la coescritura de guiones y el coaching emocional, se ha convertido en algo más que un intérprete: un verdadero compañero educativo. Su historia nos invita a replantearnos el papel de los pacientes estandarizados, no como meros accesorios en un guion de formación, sino como colaboradores esenciales en la construcción de una asistencia sanitaria más humana, impactante y emocionalmente inteligente.
Una exclusiva de SIMZINE basada en la entrevista en podcast de SIM Moove con Quentin Menard
En este episodio de SIM Moove, el podcast que da voz a las personas que hay detrás de la simulación sanitaria, el presentador Fouad Marhar da la bienvenida a Quentin, un actor profesional convertido en paciente estandarizado (SP), que encarna a la perfección el papel evolutivo de los actores en la formación sanitaria. En esta conversación sincera y cautivadora, Quentin comparte cómo su trayectoria artística enriquece la formación médica. Con casi 1800 simulaciones a sus espaldas, reflexiona sobre la inteligencia emocional, la estandarización, la profesionalidad y el impacto. Un intercambio vibrante que arroja luz sobre el papel crucial, y a menudo subestimado, de los PS en la formación de los profesionales sanitarios del mañana.
Del escenario al centro de simulación: un camino poco convencional pero natural
Quentin no siguió un camino tradicional para llegar al mundo de la simulación. Al terminar el instituto, tenía pensado estudiar medicina, hasta que un profesor de teatro descubrió su potencial y lo invitó a actuar en La guerra de Troya no tendrá lugar. Esa experiencia lo cambió todo. Interpretando a Héctor, descubrió la emoción de actuar y la resonancia emocional de ponerse en la piel de otro. A continuación, estudió en el conservatorio de Angers y, más tarde, en la Escuela Nacional de Arte Dramático de Montpellier.
Pero su interés por la salud nunca desapareció. Cuando vio una convocatoria para pacientes estandarizados a través de un programa que combinaba teatro y medicina, entró en este campo desde la perspectiva de la interpretación, sin saber que se estaba uniendo a un movimiento pedagógico más amplio. Un encuentro fortuito con el pionero de la simulación Jean-Claude Granry en Angers le introdujo en la red nacional de simulación y le abrió un nuevo mundo profesional que parecía hecho a medida para sus dos pasiones.
Emociones y evaluación: la humanidad es lo primero
Lo que destaca inmediatamente de Quentin es su perspectiva de la simulación a través del prisma de la inteligencia emocional (IE). Para él, ser un paciente estandarizado no consiste en «actuar bien». No se trata de recibir aplausos, sino de crear un espacio que invite al alumno a vivir una experiencia emocionalmente resonante.
«La frase que me encanta oír es: «Vaya, ha sido duro… pero muy interesante». Ahí es cuando sé que la sesión de reflexión va a ser estupenda», afirma.
Esta filosofía es especialmente visible en su trabajo con PASS (exámenes de selección para estudios de medicina en Francia), donde coescribe guiones de entrevistas para evaluar a los estudiantes de primer año, no en función de sus habilidades clínicas, sino de su empatía, su capacidad de escucha y sus habilidades interpersonales. «Estas entrevistas transmiten un mensaje muy claro: desde el primer día, tu humanidad importa».
Estandarización, pero manteniéndola viva
Quentin reconoce el reto que supone estandarizar el rendimiento, especialmente cuando varios actores interpretan el mismo escenario en diferentes salas y sesiones. ¿Su respuesta? Estructura. Señales de tiempo compartidas. Ensayos con actores que simulan a alumnos con diferentes niveles de competencia. Escenarios construidos con «cajones de activación» que se abren en momentos predecibles para anclar las observaciones del evaluador.
Acepta una dosis saludable de improvisación. «La equidad no consiste en repetir lo mismo palabra por palabra, sino en responder de forma justa a cada alumno. Ahí es donde reside la verdadera imparcialidad».
Cuidar al cuidador: seguridad emocional para los SP
Representar repetidamente enfermedades, traumas o angustia emocional puede ser agotador. Quentin es consciente del desgaste que puede suponer este trabajo y ha creado sistemas de apoyo en su empresa, Quel Monde Production: herramientas de reflexión, coaching en salud mental, formularios de feedback específicos para cada actor y controles continuos sobre su estado emocional.
«No todo el mundo está hecho para ser PS. Y eso está bien. No se trata solo de ser un buen actor, sino de ser capaz de gestionar la carga emocional de forma responsable».
No es una herramienta, sino un compañero
Quentin no se anda con rodeos: «Un PS no es una herramienta. Es un socio».
Cuestiona las percepciones obsoletas que ven a los pacientes estandarizados como meros accesorios. Aboga por su plena integración como colaboradores pedagógicos, e incluso se pregunta por qué los PS, especialmente los más experimentados, no se empoderan más para dirigir las sesiones informativas. «Después de 1800 simulaciones, sé cómo leer a las personas. Sé cómo ofrecer comentarios significativos».
Profesionalidad: la fusión del arte y la empresa
Quentin no es solo actor, también es empresario. Dirige dos negocios: una empresa de formación en oratoria y una tienda de ropa de segunda mano. Esta experiencia influye en su enfoque de la simulación: plazos estructurados, comunicaciones claras, gestión logística y servicio orientado al cliente.
«Quería ofrecer una solución llave en mano que respetara el tiempo de los profesionales sanitarios», explica. Su empresa se encarga de todo, desde los viajes y la preparación de los actores hasta la programación y el apoyo posterior a la simulación. «Los formadores ni siquiera tienen que hablar con los actores de antemano, yo me encargo de todo y garantizo la calidad».
Reformular la simulación: una visión más amplia
Para Quentin, el potencial de la simulación va más allá de la educación. Sueña con llegar al público en general, quizá incluso con un documental, para concienciar sobre el papel de la simulación en la asistencia sanitaria moderna. Le fascinan los efectos placebo y nocebo, el poder de las palabras para moldear la relación del paciente con la enfermedad y cómo la simulación puede entrenar no solo la competencia, sino también la presencia.
También es sincero sobre lo que aún debe cambiar: «La simulación es increíble, pero sigue siendo demasiado cerrada. Los profesionales de la salud suelen quedarse en su propio ámbito. ¿Por qué no puede alguien con una gran inteligencia emocional dirigir una sesión informativa, aunque no sea un médico?».
Conclusión: el futuro es humano
Lo que extraemos de esta entrevista es una visión moderna y matizada de lo que significa ser un paciente estandarizado hoy en día. Quentin no es solo un actor, es coautor de guiones, formador, facilitador, emprendedor y, sobre todo, un apasionado creyente en el valor educativo de la conexión humana.
«Si los alumnos se van diciendo: «Ha sido duro, pero he aprendido algo», entonces he hecho mi trabajo», afirma.
En un mundo obsesionado con las métricas y la inteligencia artificial, Quentin nos recuerda algo esencial: las emociones importan. La presencia importa. Y, a veces, la simulación más poderosa es aquella en la que recordamos que, ante todo, somos humanos.
Conversación completa disponible en francés en SIM Moove
LEER TAMBIÉN