¿Qué ocurre cuando la neurociencia se une a la simulación sanitaria? En este episodio de Sim Moove, presentado por Fouad Marhar, el protagonista es Médéric Descoins, un neurocientífico convertido en investigador de simulación con sede en la isla de La Reunión. Su diálogo fluye con naturalidad entre la teoría y la práctica: desde la mecánica de la reanimación neonatal hasta el poder predictivo del cerebro, desde la medición de las emociones con IA hasta el diseño de uno de los centros de simulación más grandes de Europa. A lo largo del camino, reflexionan sobre el aprendizaje, el error y la cultura de la simulación en sí misma. Esta conversación muestra cómo la ciencia, la curiosidad y la pasión están transformando la forma en que se forma a los profesionales sanitarios.
Exclusiva de SIMZINE basada en la entrevista del podcast SIM Moove con Médéric Descoins
La simulación sanitaria se ha convertido en una piedra angular de la educación médica, pero sus defensores no siempre provienen del ámbito clínico. Médéric Descoins es un buen ejemplo de ello. Neurocientífico de formación, su carrera le llevó de los laboratorios del Inserm y el CNRS en Francia a unidades de investigación en Nueva York, donde exploró los mecanismos de predicción del cerebro.
In 2013, life brought him to Réunion Island, and with that move came a serendipitous opportunity: a job opening at the University Hospital of Réunion for a specialist in cognitive science and health simulation. Médéric Descoins applied, was hired, and suddenly found himself immersed in a new world.
Su primera sorpresa llegó durante la formación en reanimación neonatal. «Nunca había pisado una unidad neonatal», recuerda. De pie frente a un maniquí recién nacido, con la tarea de dominar un procedimiento de alto riesgo, se dio cuenta de que la simulación tenía tanto que ver con enfrentarse a los límites humanos como con la tecnología. Ese salto al vacío definiría su enfoque: combinar la neurociencia con la práctica, la curiosidad con la experimentación.
De la curiosidad a los proyectos de investigación
Lo que comenzó como una experiencia práctica pronto se convirtió en una investigación estructurada. Médéric desarrolló proyectos sobre conciencia situacional, formación en intubación y, más tarde, temas más complejos como la metacognición temporal (nuestra percepción del tiempo) y la detección de emociones mediante IA. Durante la última década, ha contribuido a más de veinte proyectos de investigación, cada uno de los cuales profundiza en cómo aprenden los seres humanos en entornos simulados.
Para Médéric, la simulación no consiste solo en replicar la realidad. Se trata de comprender lo que ocurre en el cerebro cuando un alumno se enfrenta al estrés, al error o a la novedad. Los cuidadores pueden practicar tareas técnicas, pero entre bastidores, investigadores como Médéric se preguntan: ¿qué ocurre en sus mentes?
El papel de las emociones
En cada sesión informativa de simulación, la pregunta inicial clásica es: ¿Cómo te sentiste? Las emociones impulsan el aprendizaje, pero Médéric sostiene que los seres humanos, especialmente los profesionales de la salud, son notoriamente malos para detectarlas, tanto en sí mismos como en los demás. La cultura del cuidado a menudo exige estoicismo, suprimiendo las señales emocionales.
Esta brecha le llevó a explorar herramientas que pudieran detectar las emociones automáticamente. Al filmar a los participantes y utilizar análisis basados en la inteligencia artificial, descubrió fluctuaciones emocionales que los cuestionarios tradicionales de autoinforme pasan por alto. Por ejemplo, un estudio con estudiantes de anestesiología reveló que, tras fracasar en una intubación difícil, los alumnos experimentaban una tristeza persistente que ralentizaba el aprendizaje posterior.
Estos hallazgos refuerzan la idea de la seguridad emocional junto con la seguridad psicológica. Al identificar los estados emocionales reales de los alumnos, los formadores podrían adaptar los escenarios, personalizar las sesiones informativas y crear condiciones más favorables para el aprendizaje a largo plazo.
Por supuesto, las normativas europeas, como la Ley de IA, limitan el alcance de este tipo de supervisión. Pero incluso dentro de estas limitaciones, Médéric ve un enorme potencial: «Si podemos proporcionar a los formadores datos fiables sobre las emociones de los alumnos, podemos mejorar tanto el proceso como el resultado de la formación».
La neurociencia se une a la simulación
En el centro del trabajo de Médéric se encuentra una perspectiva neurocientífica del aprendizaje. A menudo cita la definición de Karl Friston: el cerebro aprende reduciendo la brecha entre lo que predice y lo que percibe en la acción. En la simulación, este mecanismo se desarrolla constantemente. Los alumnos entran en un escenario con expectativas; cuando la realidad les sorprende, sus cerebros se ajustan y reescriben los «guiones» internos.
Por lo tanto, los errores no son fracasos, sino señales para la adaptación. La simulación se convierte en un laboratorio para el aprendizaje predictivo, que ofrece oportunidades repetidas para recalibrar y perfeccionar los modelos mentales.
Esto también se relaciona con el reconocimiento de patrones. Al igual que los ajedrecistas o atletas expertos anticipan los movimientos reconociendo patrones, los médicos experimentados pueden entrar en una habitación y captar inmediatamente señales sutiles. La simulación acelera este proceso, permitiendo a los novatos construir esos bucles de percepción-acción en un entorno seguro.
Entonces, ¿la simulación es neurociencia aplicada? Médéric responde con cautela: «Solo si somos conscientes de ello. Si somos conscientes de los procesos que tienen lugar en la mente de nuestros alumnos, entonces sí. De lo contrario, solo estamos repitiendo rutinas».
La cultura de la simulación
Con el tiempo, Médéric ha llegado a considerar la simulación no solo como un método, sino como una cultura. Esta cultura combina la curiosidad, la colaboración y la responsabilidad de medir el impacto.
Médéric destaca la importancia de la evaluación: «Siempre debemos tener al menos una idea aproximada del retorno de la inversión de la simulación». Ya sea en tiempo, recursos o resultados, los centros de simulación deben demostrar su valor o se arriesgan a ser criticados por consumir recursos sin demostrar su eficacia.
Esta cultura también abarca la interdisciplinariedad. La simulación se nutre de las ciencias de la vida, pero también de la psicología, la sociología y las humanidades. En palabras de Médéric, es un terreno fértil para explorar lo que significa ser humano mientras se prepara para la práctica sanitaria.
Construyendo el futuro en Reunión
Más allá de la filosofía, también hay ladrillos y cemento. Médéric y sus colegas están desarrollando actualmente un centro de formación y simulación de 5000 metros cuadrados, incluidos 3000 metros cuadrados dedicados a la enseñanza. Una vez terminado, se situará entre los más grandes de Europa, rivalizando incluso con instalaciones de renombre en Brno, República Checa.
Pero el impacto del centro de simulación de Reunión va más allá de la formación local. Situado como el único territorio europeo en el océano Índico, desempeña un papel regional, proporcionando educación basada en la simulación en Madagascar, las Comoras, Mauricio y las Seychelles.
Estas misiones exponen a los formadores a realidades muy diferentes. En entornos con pocos recursos, el reto es adaptarse, a veces utilizando herramientas sencillas, a veces trayendo maniquíes de alta fidelidad a pesar de los obstáculos logísticos. Con el tiempo, esto ha perfeccionado su experiencia en simulación de bajo coste y ha agudizado su capacidad para seleccionar la modalidad adecuada para cada propósito.
Colaboración y tutoría
La distancia con Europa no aísla a Médéric. Sigue contribuyendo activamente a SofraSim, Racim y, especialmente, a SESAM, la sociedad internacional de simulación de Europa. Recientemente, se ha incorporado a los comités operativos y de innovación de SESAM y ha adoptado la tutoría como parte de su nuevo programa.
La mentoría, subraya, es invaluable: «Si puedes encontrar a alguien que te lleve cinco o seis años de ventaja y hablar con él incluso dos veces al año, puedes ahorrar miles de dólares y innumerables horas». La membresía de SESAM, con una modesta cuota anual, incluso proporciona acceso a mentores de renombre mundial como Vincent Grant y Peter Dieckmann. Para los jóvenes profesionales, es una oportunidad invaluable.
Consejos para los recién llegados
Cuando se le pide que dé un consejo a quienes se incorporan al sector, Médéric reflexiona: «La simulación es una cultura. Cultívala con curiosidad. Fíjate en las ciencias que nos ayudan a comprender a los seres humanos. Evalúa lo que haces y nunca olvides medir el impacto».
La simulación no solo consiste en practicar habilidades, sino en comprender el aprendizaje en sí mismo, sus dimensiones cognitivas, emocionales y sociales. Se trata de crear hábitos, crear entornos seguros y cultivar una mentalidad que vea los errores como oportunidades en lugar de fracasos.
Conclusión
La conversación entre Fouad Marar y Médéric Descoins muestra hasta dónde puede llegar la simulación cuando se combina con la neurociencia. Desde la predicción de patrones hasta la medición de emociones, desde la creación de capacidad local en el océano Índico hasta la configuración de uno de los centros más grandes de Europa, Médéric encarna el espíritu de exploración y creación de cultura que define la simulación hoy en día.
En esencia, su mensaje es sencillo: la simulación es más que maniquíes y escenarios. Es una cultura, una forma de pensar sobre el aprendizaje, el error y la propia humanidad. Y, como cualquier cultura que merezca la pena, debe cultivarse con curiosidad, cuidado y rigor.
Conversación completa disponible en francés en SIM Moove
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