Los pilares olvidados de la simulación: dentro del mundo de los técnicos de simulación

Redazione SIMZINE
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En el mundo de la simulación sanitaria, gran parte de la atención se centra a menudo en los educadores y los alumnos, las caras visibles de la formación. Sin embargo, detrás de cada escenario ejecutado a la perfección, desde el maquillaje realista hasta los sistemas audiovisuales sin fisuras, hay un grupo de profesionales sin los cuales nada funcionaría: el personal técnico. En este episodio de SIM Moove, presentado por Fouad Marhar, conocemos a Lucas Denoyel, una figura destacada de la comunidad francesa de simulación y uno de los artífices de la profesión de técnico de simulación. A través de su trayectoria, descubrimos cómo los técnicos de simulación dan forma a los cimientos del aprendizaje inmersivo en la asistencia sanitaria.

Exclusiva de SIMZINE basada en la entrevista del podcast SIM Moove co Lucas Denoyel

Cuando entras en un centro de simulación, lo que ves son los educadores dando instrucciones a un grupo de alumnos, los maniquíes realistas, los casos de pacientes cuidadosamente elaborados y la tecnología inmersiva que da vida a todo. Lo que no ves, al menos no de inmediato, son las personas que hacen posible todo eso: los técnicos o, como prefiere llamarlos Lucas Denoyel, los personnels techniques.

Lucas, afincado en Lyon (Francia), ha pasado la última década remodelando de forma discreta pero contundente nuestra forma de entender el aspecto técnico de la simulación sanitaria. Su historia, compartida en una conversación con el presentador Fouad Marhar para el podcast SIM Moove, es una ventana a una profesión tan esencial como ignorada.

De unos comienzos fortuitos a una defensa apasionada

Lucas no tenía pensado trabajar en simulación. De hecho, su formación estaba muy lejos de la medicina: estudió Derecho Público y Gestión de Proyectos Europeos. Su único contacto con la sanidad provenía de las anécdotas que le contaba su hermana, que estudiaba enfermería. Entonces, por lo que él denomina «un feliz accidente», conoció al profesor Jean-Jacques Leo, entonces director del Centro de Simulación de Lyon, quien le ofreció un puesto como técnico.

De eso hace ya diez años. Hoy en día, Lucas no solo es un veterano en este campo, sino también uno de sus principales defensores. Su entusiasmo es contagioso cuando habla de la simulación, que describe como «un mundo en el que te adentras y del que nunca quieres salir».

Más que «técnicos»: la importancia de las palabras

Una de las primeras misiones de Lucas ha sido redefinir el lenguaje que utilizamos para describir esta función. El término «técnico», explica, es engañoso, ya que es demasiado restrictivo y jerárquico. En el sistema público francés, «technicien» es también un rango formal, que a menudo implica un estatus de nivel básico. Pero las personas que mantienen, operan e innovan dentro de los centros de simulación están lejos de eso.

En su lugar, Lucas y sus colegas prefieren «personal técnico», un término más amplio e inclusivo que reconoce la diversidad de habilidades requeridas. «Técnico puede significar cualquier cosa», afirma, «pero la verdad es que no hay un único perfil».

Desde especialistas audiovisuales hasta expertos en TI, artistas de moulage, ingenieros biomédicos y coordinadores logísticos, el personal técnico de simulación es un grupo de personas polifacéticas dedicadas a resolver problemas. Las necesidades de cada centro son diferentes, al igual que las personas que los mantienen en funcionamiento

La columna vertebral invisible de toda simulación

Como señala Fouad, la presencia del técnico es constante. Son los primeros en llegar y los últimos en irse. Preparan el equipo, comprueban los sistemas, cargan las baterías, arreglan las lenguas de simulación rotas y se aseguran de que las cámaras funcionen.

«Son la columna vertebral de un centro de simulación», afirma Fouad. «Si el equipo pedagógico es el cerebro, los técnicos son las manos y el sistema nervioso».

Lucas está de acuerdo. «Cada especialista debe centrarse en su especialidad», afirma. «El trabajo del educador no es venir el día anterior para probar el maniquí o recargar las baterías. Para eso estamos nosotros».

El impacto es inmediato. Los educadores experimentan menos sobrecarga cognitiva durante las sesiones, lo que les permite centrarse en el análisis, la observación y la participación de los alumnos, que es el verdadero núcleo de la simulación. Lucas lo ha visto innumerables veces: «Cuando se cuenta con un equipo técnico, todo funciona mejor. No es suerte, es diseño».

La colaboración comienza con el diseño del escenario

Pero la contribución de Lucas va más allá de enchufar cables. Él y su equipo están muy involucrados en el desarrollo de escenarios. «Si escribes un escenario sin consultar al personal técnico», advierte, «corres el riesgo de crear algo que simplemente no es factible». ¿Un error común? Diseñar un caso que requiera que un maniquí realice una tarea imposible.

¿Un error común? Diseñar un caso que requiera que un maniquí realice una tarea imposible. «No es nuestra responsabilidad si no funciona», dice Lucas con una sonrisa, «pero sin duda es una oportunidad perdida para los alumnos».»

Por eso, en Lyon, se anima a los educadores a compartir sus borradores desde el principio. El personal técnico revisa cada nuevo escenario, señalando los problemas y sugiriendo alternativas creativas. «A veces, podemos sustituir un maniquí de alta fidelidad por un paciente estandarizado y un simulador de procedimientos», explica Lucas. «Es más barato, más sencillo y, a menudo, más realista».

El lema, añade, es sencillo: Keep It Simple, Stupid (manténlo sencillo, estúpido). Cada capa de complejidad añade no solo tensión logística, sino también riesgo. Simplificar la configuración, sin diluir los objetivos de aprendizaje, es tanto un arte como una ciencia, y el equipo técnico desempeña un papel fundamental a la hora de encontrar ese equilibrio.

De la improvisación a la profesionalización

En los inicios de la simulación, muchos educadores desempeñaban el papel de técnicos ad hoc: reparaban cables rotos, reiniciaban el software o pegaban heridas de plástico en los maniquíes. Esos días han quedado atrás.

A medida que la simulación se vuelve más sofisticada y más importante para la educación sanitaria, la necesidad de contar con personal técnico profesional se ha convertido en algo imprescindible. Lucas ha sido fundamental para impulsar esta profesionalización a través de la educación y la creación de comunidades.

Construyendo el futuro: el primer diploma universitario para técnicos de simulación

Uno de los logros de los que Lucas se siente más orgulloso es la creación del Diplôme Universitaire des Spécialistes Techniques de la Simulation en Santé, el primer programa de nivel universitario dedicado a los técnicos de simulación. Desarrollado en Lyon con el apoyo de colegas académicos, el programa ofrece una visión general completa de los aspectos técnicos de la simulación, desde los sistemas audiovisuales y las redes informáticas hasta el moulage, la seguridad y la logística.

Lucas explica la filosofía: «No se puede convertir a alguien en ingeniero audiovisual o experto biomédico en unos pocos meses. Pero se les puede dar una base sólida en todos los ámbitos para que sepan cómo funcionar, comunicarse y resolver problemas en un entorno de simulación».

El programa acoge a estudiantes de todos los orígenes: algunos son paramédicos, otros provienen del ámbito de la informática, la química o incluso la pastelería. Lo que les une es la curiosidad, la adaptabilidad y la voluntad de aprender a través de la práctica.

Y no se trata solo de teoría. Uno de los aspectos más destacados del curso es un proyecto colaborativo con el Diplôme Universitaire de Pédagogie par Simulation. Los estudiantes de ambos programas deben diseñar y ejecutar juntos una simulación, reflejando el trabajo en equipo de la vida real entre educadores y técnicos.

«Este ejercicio les obliga a colaborar desde el principio», dice Lucas. «Tienen que hablar el mismo idioma, anticiparse a las necesidades de los demás y comprender las limitaciones de ambas partes».

Más allá del centro: una voz en la comunidad de simulación

La influencia de Lucas no se limita a Lyon. Como tesorero de la Société Francophone de Simulation en Santé (SoFraSimS), ha contribuido a aumentar la visibilidad de los profesionales técnicos dentro de la comunidad en general. Su objetivo: hacer impensable hablar de simulación sin incluir la perspectiva técnica.

Bajo su dirección, SoFraSimS ha organizado eventos anuales previos a la conferencia dedicados íntegramente a los aspectos técnicos de la simulación. «Empezamos con una docena de participantes», recuerda Lucas, «y ahora somos más de cincuenta. Cada año crece más».

Estas reuniones son más que talleres: son salvavidas. «Si gestionas un centro de simulación y hablas francés», dice Lucas, «esta es tu reunión. Encontrarás gente que entiende tus problemas, tus limitaciones, tus pequeños trucos para que todo funcione».

También contribuye a nivel internacional, ya que ha pasado un tiempo en la Academia de la Organización Mundial de la Salud en Lyon y ha trabajado en proyectos en el África francófona. «Los equipos de allí son increíblemente ingeniosos», afirma. «Me recuerdan que la innovación suele provenir de la creatividad, no del presupuesto».

Una tercera era para la simulación

A medida que el campo madura, Lucas cree que estamos entrando en lo que él denomina el «tercer ciclo» de la historia de la simulación. La primera era perteneció a los pioneros, la segunda a la expansión y la adopción. La tercera, afirma, tiene que ver con la regulación y la profesionalización.

La simulación se está convirtiendo en obligatoria en muchos planes de estudios de ciencias de la salud, y con ello surge la necesidad de normas, estructura y responsabilidad. «Eso es bueno», afirma. «Significa que se nos reconoce. Pero debemos tener cuidado de no perder la emoción que hizo que este campo fuera tan especial».

El poder de la comunidad

Al final, Lucas vuelve a lo que considera la piedra angular de la profesión: la red. «Ahora somos un centenar en la comunidad técnica francófona», afirma con orgullo. «Compartimos, resolvemos problemas, nos apoyamos mutuamente, a través de WhatsApp, de conferencias, de la amistad. Nadie debería sentirse solo en este trabajo».

Su mensaje es sencillo y sincero: tender la mano, conectar y aprender de los demás.

Porque en el mundo de la simulación, al igual que en la propia asistencia sanitaria, el trabajo en equipo es lo que salva el día.

Conversación completa disponible en francés en SIM Moove

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