Facilidades y dificultades de una investigación que recogió 149 centros de simulación de 14 países. El balance de una experiencia francamente positiva
A comienzos de 2021 se publicó en “Advances in Simulation” el artículo “Characterization of simulation centers and programs in Latin America according to the ASPIRE and SSH quality criteria”. En este estudio se recogió información de 149 centros de simulación de 14 países de habla hispana y portuguesa. Gracias a esta investigación, logramos aprendizajes importantes en el proceso y obtuvimos resultados interesantes para la región, que queremos compartir desde otra perspectiva.
Latinoamérica es una región con dos lenguas dominantes, con diferencias económicas y culturales, en la cual coexisten sistemas educacionales y sanitarios con enfoques neoliberales y sociales. La implementación de la simulación ha sido asimétrica tanto en la disposición de recursos tecnológicos y físicos, como en la formación de los instructores y áreas de trabajo en los centros. Además, las influencias para el desarrollo de la simulación provienen del ámbito de la educación médica tradicional y de las agrupaciones de simulación clínica, que tienen criterios de calidad diferentes y se originan fuera de Latinoamérica. Estas circunstancias nos hicieron convencernos de que era necesario un abordaje amplio para poder comprender la situación actual de nuestra simulación.
Los resultados mostraron que la gran mayoría de los centros se creó al alero de universidades para la formación de pregrado, y que los programas formativos abordan áreas tradicionales de la simulación (procedimientos, seguridad clínica, pensamiento crítico, resolución de problemas, trabajo en equipo). El reporte de indicadores de uso mostró amplias diferencias en el volúmen o carga de actividades, y la eficiencia en el uso de los recursos de simulación. Los criterios de calidad que más se ajustan a la realidad de las prácticas son los relacionados con calidad académica, no así los de investigación e integración a sistemas sanitarios.
Entre los factores que ayudaron al proceso de investigación destaca el sentido de pertenencia a la federación latinoamericana, y el compromiso con generar información que fuera útil para la comunidad regional. Otro elemento determinante fue que los investigadores en su mayoría pertenecían a centros universitarios donde la publicación es una de las metas individuales e institucionales, lo cual generaba un aliciente para concretar el proyecto y culminar en publicaciones. La mayor familiarización con el uso de medios de comunicación remota y de trabajo colaborativo síncrono y asíncrono que se vivió durante la pandemia, fueron positivas para el diálogo y la generación del producto colaborativo.
Entre las dificultades, en un inicio, el grupo necesitó mucho tiempo y encuentros para establecer acuerdos sobre la elaboración del protocolo e instrumento de recogida de datos. Posteriormente fue necesario obtener aprobación de comités de ética en dos países, debido a las regulaciones para la investigación de Brasil. Luego, y pese a que se contactó a más de 400 centros, sólo se obtuvo respuesta completa de 149 de ellos. La extensión del período de análisis de datos y escritura de los artículos se debió a las diferencias de experiencia y formación en investigación, y a las condiciones laborales del equipo, que se vieron modificadas por cuestiones contingentes en algunos países (estallido social chileno) y por pandemia.
En el balance de esta experiencia queda un resultado francamente positivo en cuanto a creación de lazos, reconocimiento de capacidades, enriquecimiento de perspectivas, sinergia de individuos y generación de información pública que abrió nuevas oportunidades de colaboración e indagación.
Para quien desee iniciar un proyecto de esta naturaleza recomendamos disciplina, respeto y transparencia al establecer acuerdos, comunicación, tolerancia, paciencia y persistencia.
El viaje bien merece la pena.
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https://advancesinsimulation.biomedcentral.com/articles/10.1186/s41077-021-00188-8
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