Ejemplar de la Máquina de Madame du Coudray conservado en el Musée de l’Homme de Ruan, Francia. Foto de: Wikipedia
En pleno siglo XVIII, en una época dominada por los hombres, una mujer francesa destacó como pionera en obstetricia y en el mundo empresarial: Angélique Marguerite Le Boursier du Coudray. Su invento, el «simulador obstétrico», revolucionó la formación de las parteras, salvando innumerables vidas y abriendo el camino a las mujeres en el mundo de la simulación en el ámbito de la salud.
En una época en la que el parto era un riesgo mortal y la ciencia obstétrica aún estaba en sus inicios, una mujer logró cambiar el destino de miles de madres y recién nacidos. Angélique du Coudray no solo desafió las barreras de género en la medicina, sino que inventó el primer simulador obstétrico de la historia, transformando para siempre la formación de las parteras. Pero, ¿quién era realmente esta visionaria? ¿Y cómo influyó su Machine en la obstetricia moderna?
Angélique du Coudray: una visionaria de la obstetricia
Nacida en 1714 en Clermont-Ferrand, Angélique du Coudray provenía de una familia de médicos. Cultivó su pasión por la medicina desde pequeña y, decidida a seguir los pasos de su familia, obtuvo el diploma de matrona el 26 de septiembre de 1739 y comenzó a ejercer en París, donde formó a numerosas aprendices.
En una época en la que la obstetricia se limitaba a menudo a prácticas populares y las mujeres se enfrentaban a importantes barreras para acceder a las profesiones médicas, du Coudray reconoció la importancia de la formación práctica de las parteras. Para hacer frente a este desafío, ideó un maniquí obstétrico, conocido como «La Machine», que permitía a las aprendices practicar las técnicas de parto en un entorno controlado y seguro.

La Machine: el primer simulador obstétrico
En 1756, du Coudray presentó en la Académie de Chirurgie una «máquina» destinada a «demostrar la práctica del parto». Descrita de forma sintética pero precisa, esta «máquina» hecha de tela tenía la forma de la pelvis de una mujer, lo que permitía a las aprendices de parteras aprender y practicar los gestos correctos para asistir a una parturienta, independientemente de la posición del bebé en el útero. El objeto reproducía fielmente la anatomía de las «partes utilizadas para la generación», representando el útero, su orificio, sus ligamentos, la vagina, la vejiga y el recto. La Machine estaba acompañada de maniquíes de recién nacidos hechos a mano, dotados de extremidades articuladas para moverse libremente en cualquier posición. Gracias a esta flexibilidad, que también afectaba al cuello, el maniquí podía reproducir con realismo tanto las posiciones naturales como las anómalas del feto, tanto dentro del útero como durante el parto. Este simulador obstétrico representó una innovación extraordinaria, aprobada por la Academia de Cirugía como modelo adecuado para la práctica del parto. Du Coudray utilizó la Machine durante sus clases itinerantes, formando a miles de parteras y cirujanos en más de cuarenta ciudades francesas.
Imagen de Angelique Marguerite Le Boursier du Coudray. Foto de: Wikipedia
Un ejemplo concreto de impacto en la salud
En octubre de 1759, el rey Luis XV encomendó a Madame du Coudray una misión crucial: educar a las parteras de las zonas rurales de Francia para contrarrestar la alarmante tasa de mortalidad neonatal. En aquella época, unos 200 000 recién nacidos morían cada año debido a la falta de preparación obstétrica, lo que contribuía al declive demográfico del reino. Durante más de 25 años, entre 1759 y 1783, Madame du Coudray viajó por Francia y parte de Bélgica con su Tour de France, formando a miles de parteras e incluso a algunos médicos. Su innovación más extraordinaria fue la creación del primer curso de formación nacional basado en la simulación, que combinaba teoría y práctica en un programa estructurado y estandarizado. El curso, de aproximadamente dos meses de duración, constaba de 40 unidades didácticas, cada una de un día de duración. Las clases se impartían seis días a la semana, tanto por la mañana como por la tarde, lo que garantizaba una formación intensiva y exhaustiva. Con este enfoque revolucionario, Madame du Coudray sentó las bases de la formación obstétrica moderna, mejorando la seguridad de los partos en toda Francia.
El espíritu emprendedor de Madame du Coudray
Además de sus habilidades médicas, du Coudray demostró un notable espíritu emprendedor. Creó varios modelos de su maniquí: uno «de lujo», destinado a servir de referencia y que los intendentes de las provincias visitadas estaban obligados a comprar al precio de 500 libras (unos 4000 euros); y otro, más sencillo, utilizado para las demostraciones, que se ofrecía a un precio de 300 libras. Esta estrategia proporcionó unos ingresos considerables a su empresa, que probablemente era totalmente femenina, dada la labor de costura que requería.
Su capacidad para combinar la innovación técnica y el ingenio comercial la convierten en una de las primeras empresarias en el campo de la simulación en el ámbito sanitario, un sector que hoy en día es fundamental en la formación sanitaria.
El impacto duradero del simulador obstétrico
La influencia de Du Coudray y su simulador obstétrico fue profunda. Sus lecciones contribuyeron a estandarizar las prácticas obstétricas en Francia, reduciendo significativamente la mortalidad materna e infantil. Su enfoque práctico de la formación de parteras inspiró futuras innovaciones en la educación sanitaria, sentando las bases para el uso moderno de los simuladores en la formación clínica.
De hecho, durante 300 años, la obstetricia ha utilizado la formación mediante simulación no solo para enseñar la teoría de la anatomía y la fisiología, sino también para aplicarlas de manera concreta en la práctica.
Para los más curiosos
La única copia de la Machine, conservada íntegramente y similar a la de 1756, se exhibe actualmente en el Museo Flaubert y de Historia de la Medicina de Ruan, en Francia.
Conclusión
Con motivo del Día Internacional de la Mujer, recordar la figura de Angélique du Coudray significa celebrar a una pionera que, con determinación e ingenio, superó las barreras de género, revolucionó la formación obstétrica y salvó innumerables vidas. El legado de Angélique du Coudray sigue vivo en todos los simuladores obstétricos modernos, lo que demuestra la importancia de su visión innovadora. Su contribución sigue siendo un faro de inspiración para las mujeres en el ámbito de la salud y en todos los campos de la innovación.
Referencias
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