En el matizado ámbito de la educación basada en la simulación, un aspecto crítico que sigue suscitando debate es el papel de las emociones en el debriefing. En particular, la cuestión de si los facilitadores deben participar activamente y gestionar las emociones que surgen durante un debriefing es a menudo controvertida. Las emociones desempeñan un papel importante en la forma en que los alumnos reflexionan, procesan y, en última instancia, mejoran su rendimiento1-3. Sabiendo esto, ¿cuáles son las circunstancias ideales en las que los evaluadores deben gestionar activamente las emociones de los alumnos? Este artículo destaca brevemente algunas de las principales perspectivas y ideas sobre este interesante tema.
La dicotomía emocional en la evaluación
Las emociones durante la evaluación pueden percibirse como un arma de doble filo, dependiendo de la situación y de cómo se gestionen. Por un lado, los facilitadores a veces consideran que las emociones son distracciones innecesarias que pueden desviar la atención de los objetivos predefinidos, los indicadores de rendimiento y los comentarios importantes. Por otro lado, las emociones también pueden considerarse parte integral del proceso de aprendizaje, ya que abren vías para una comprensión más profunda y la autorreflexión una vez que se identifican los factores subyacentes de la respuesta emocional.1-2 El viaje conversacional que se emprende para explorar la emoción puede desbloquear patrones de pensamiento existentes y afianzar nuevos conocimientos. Las emociones, tanto positivas como negativas, influyen de forma innegable en la memoria, la creatividad, la flexibilidad cognitiva, la atención y la capacidad de resolución de problemas. 1,2, 4-6 Al reconocer y aprovechar las emociones, los facilitadores pueden dirigir sesiones de debriefing más eficaces e impactantes. Sin embargo, la situación se complica cuando las emociones comienzan a interferir en la participación y en el desarrollo general de la sesión. Abordar las emociones no se trata solo de validarlas, sino de garantizar que no obstaculicen el aprendizaje y la reflexión continuos. Por lo tanto, surge la pregunta: ¿deben los facilitadores involucrarse con las emociones durante la sesión informativa o deben centrarse únicamente en los aspectos cognitivos?

Argumentos a favor del compromiso emocional
Pensemos en situaciones en las que los facilitadores pueden enfrentarse a fuertes reacciones emocionales por parte de uno o varios alumnos. Por ejemplo, un alumno descontento con su rendimiento puede desconectarse, distraerse o enfadarse, lo que proyecta una sombra emocional sobre la sesión.7 Si no se aborda, esto puede alterar el tono de la conversación y la dinámica de todo el grupo. Al reconocer, normalizar y explorar estas emociones, los facilitadores pueden transformar la barrera emocional en una rica oportunidad de aprendizaje para el grupo. Abordar las emociones también puede evitar que estas eclipsen toda la sesión de reflexión, lo que podría conducir a un diálogo constructivo en lugar de a un enfrentamiento emocional en un entorno de aprendizaje psicológicamente inseguro.
A veces, la manifestación emocional no es abiertamente negativa; un alumno puede experimentar una liberación de estrés después de la simulación y romper a llorar, no por tristeza, sino por alivio. Asumir que su emoción es negativa podría conducir a una mala gestión; por lo tanto, los facilitadores deben mantener sus suposiciones sin prejuicios y una mente abierta cuando se enfrentan a emociones durante la sesión informativa. Sin embargo, incluso en esta circunstancia, si el facilitador hubiera ignorado la respuesta emocional, podría haber perdido la oportunidad de normalizar la experiencia y aclarar las emociones en juego. Estos ejemplos subrayan la importancia de discernir el tipo y la naturaleza de la emoción antes de decidir el curso de acción adecuado.
Las emociones en las sesiones informativas tampoco son intrínsecamente binarias. No es necesario gestionarlas con un enfoque de todo o nada. La estrategia ideal suele encontrarse en un término medio,
reconociendo la presencia de la emoción sin dejar que monopolice la discusión.
Los facilitadores deben tratar de crear un espacio en el que se comprendan y se aborden las emociones de manera eficaz cuando sea necesario y apropiado, al tiempo que aprovechan estas conversaciones para ayudar a destacar los objetivos de la sesión.1,2,8-11 Una idea fundamental para los facilitadores es mantenerse adaptables. Las emociones se manifiestan de manera diferente en cada sesión, y las estrategias deben adaptarse a cada situación particular. A menudo, el simple reconocimiento y la validación pueden ser suficientes para las manifestaciones emocionales más leves, lo que calma el ambiente y permite que la sesión avance sin muchas interrupciones. En otras situaciones, los facilitadores pueden tener que utilizar estrategias conversacionales adicionales, como la normalización, la paráfrasis, la vulnerabilidad y/o la narración de historias para ayudar a calmar la situación.7,10
Consideraciones clave para gestionar las emociones
A la hora de decidir si abordar las emociones durante la sesión informativa, los facilitadores deben tener en cuenta los siguientes factores. Animamos a los facilitadores a reflexionar detenidamente sobre la prevalencia y la naturaleza de estos factores para ayudar a determinar si se deben gestionar las emociones durante una sesión informativa y cuándo hacerlo.
1. Tipo de emoción: Las diferentes emociones pueden tener diversos impactos en el entorno de la sesión informativa, por lo que no es simplemente el tipo de emoción que se transmite lo que determina si se debe gestionar más a fondo. Más bien, la decisión de abordar la emoción durante la sesión informativa depende de si parece desactivadora o desagradable para la persona o el grupo.
2. Grado de emoción: La intensidad y la visibilidad de las emociones pueden afectar su impacto en la sesión. Las emociones evidentes y muy intensas pueden ser más perturbadoras y, por lo tanto, requerir más atención que las emociones sutiles que pueden ser subconscientes para los alumnos. Es fundamental diferenciar entre una emoción pasajera y una que perturba el entorno de aprendizaje.
3. Impacto en la sesión informativa: Evalúe si la emoción está obstaculizando la participación o el debate. Si el estado emocional de un alumno afecta a la dinámica del grupo o a su capacidad de participación, debe abordarse. Las emociones leves a menudo solo requieren un reconocimiento, mientras que las emociones intensas pueden necesitar una exploración más profunda.
4. Prevalencia entre los alumnos: Debe tenerse en cuenta el número de participantes afectados por la emoción. Un fenómeno experimentado por muchos alumnos es más probable que requiera un reconocimiento colectivo y un debate más profundo.
5. Confianza y habilidad del facilitador: La comodidad y el nivel de habilidad del facilitador para manejar las emociones influyen en gran medida en el resultado. La capacidad de gestionar las emociones de forma eficaz puede depender tanto de la experiencia como del nivel de comodidad a la hora de manejar situaciones emocionales complejas. En estas circunstancias, pueden resultar útiles estrategias específicas para manejar conversaciones difíciles durante la sesión de reflexión.7 En situaciones que superen la zona de confort del facilitador, puede ser útil buscar la ayuda de compañeros con más experiencia o de otros recursos. Los facilitadores también pueden buscar oportunidades de desarrollo profesional para adquirir y perfeccionar estas habilidades.

Desarrollar la intuición emocional en la sesión de reflexión
El componente emocional en el debriefing no se limita a gestionar los arrebatos, sino que consiste en leer las corrientes subterráneas. Los facilitadores deben desarrollar una intuición para percibir cuándo las emociones se desvían del curso normal y pueden requerir una intervención.1 Por ejemplo, cuando se abordan frustraciones técnicas, como el mal funcionamiento de un maniquí, el simple reconocimiento y la validación pueden disipar rápidamente la tensión. Una vez que se han expresado y comprendido, la sesión puede continuar centrándose en factores más influyentes que afectan al rendimiento. Por el contrario, un trasfondo de frustración en el diálogo, el tono y el lenguaje corporal de los miembros del equipo puede requerir una conversación que vaya más allá del simple reconocimiento y la validación.
Cada situación es única y requiere un enfoque personalizado para satisfacer las necesidades específicas de los alumnos.
Lo que funciona para un grupo no tiene por qué funcionar para otros. El aprendizaje continuo y la adaptación son fundamentales para los facilitadores. Facilitar las emociones en una sesión de debriefing no consiste en tener una estrategia fija, sino en estar presente, ser receptivo y adaptable. Al comprender y responder adecuadamente a las emociones, los facilitadores no solo mejoran el valor del debriefing, sino que también trazan el camino hacia un mayor aprendizaje y conciencia de sí mismos para sus alumnos.
Resumen
En el panorama educativo en constante evolución, comprender y gestionar las emociones no es solo una habilidad opcional, sino indispensable. Las emociones son una parte intrínseca de cualquier proceso de aprendizaje, especialmente durante las sesiones de debriefing que siguen a la formación mediante simulación. Aunque sigue el debate sobre su papel, este artículo subraya consideraciones específicas en las que la gestión de las emociones se vuelve esencial para que el hecho de involucrarse con ellas no reste valor al aprendizaje, sino que lo enriquezca.
El objetivo no es solo gestionar las emociones, sino aprovecharlas de manera que mejoren los resultados del aprendizaje.
Al adoptar estrategias matizadas que equilibran la inteligencia emocional y la intuición con los objetivos educativos, los facilitadores pueden crear un entorno de debriefing dinámico y constructivo que satisfaga tanto las necesidades cognitivas como las emocionales de los alumnos.
Agradecimiento
Este artículo contiene contenido original de una lección de «Coffee Talk» del curso Advanced Debriefing del Academy Archive (www.academyarchive.com) con Vincent Grant y Adam Cheng. Se utilizó Descript (software de IA generativa) para resumir los mensajes principales de la lección, que luego fueron editados por Vincent Grant y Adam Cheng para mejorar la gramática, la puntuación, la legibilidad y la precisión.
Referencias
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